Qué es qué: Antes que nada, hay que hacer la salvedad de que la hidrolaca, como su nombre lo indica, tiene base acuosa. Al no incluir solventes es menos tóxica para la gente y más amigable con el medio ambiente. El material que se utiliza para el plastificado "común" es tradicionalmente conocido como laca poliuretánica. Lo que la distingue de la anterior, entre otras cosas, es que resulta muy olorosa al colocarla y emana vapores tóxicos (de baja toxicidad, es cierto, pero se recomienda no inhalarlos y trabajar con máscara).
Más diferencias: La hidrolaca es mate, oscurece muy poco el piso, es algo más cara y un tanto menos resistente. Además de que hay muchas calidades de laca poliuretánica entre las que podés elegir, es muy resistente. Dale una primera mano de sellador para que la madera no se oscurezca y el piso tenga un mejor acabado.
No hay una decisión mejor que otra: Sólo tenés que pensar donde se colocaría y bajo que condiciones. Si tenés un departamento chico, te tenés que mudar rápido, el proveedor te cobra lo mismo por ambos materiales y te gustan los pisos semimate, ¡mandate con la hidrolaca! En cambio, si tenés un espacio muy grande, querés algo duradero y te gusta el brillo porque suma impacto, lo mejor es la laca poliuretánica.
Algo fundamental: Si querés que el piso te dure, después de los primeros rayones, hacele un trabajo de mantenimiento cada dos o tres años. El pulidor viene con una lija chica, lija a mano todo el piso y le da una mano o dos más: ¡esto hace que la laca dure un montón! En cambio, si dejás que el piso se "pele", vas a tener que volver a pulir todo. ¡Y con el trabajo eso que implica!
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